
Nadie dijo que sería fácil
En cambio, yo, más que hombre parezco un gusano. Soy la burla de hombres y mujeres; todo el mundo me desprecia. Todos los que me ven, se ríen de mí, y en son de burla tuercen la boca y mueven la cabeza. Hasta dicen: «Ya que éste confió en Dios, ¡que
venga Dios a salvarlo! Ya que Dios tanto lo quiere, ¡que venga él mismo a librarlo!»
Salmos 22:6-8 (TLA)
¿Por qué? ¿Por qué? Preguntaba Christian. Hace apenas un mes desde que rendí mi corazón delante de ti, oh Dios, e hice de Jesucristo mi exclusivo salvador. Hace un mes te prometí servirte de todo corazón y renunciar a mis malos hábitos. ¿Porqué es que desde entonces mis amigos me han dado la espalda burlándose de mí y acusándome de ser un loco religioso. ¿Porqué permitiste que mami enfermara de gravedad y muriera sin poder ver el fruto de sus oraciones?
Christian se levantó en un hogar donde el abuso y el rechazo eran la orden del día. Su papá era un alcohólico que solía resolver sus angustias y frustraciones por medio del abuso físico y verbal. Christian sufrió por muchos años y creció siendo un muchacho rebelde que no se sometía a ninguna autoridad. La mayor parte de su vida la dedicaba a sus amigos, las fiestas y sus vicios. Poco a poco su desenfreno lo guiaba a un solo destino: la muerte. Como cualquier ser humano le temía al rechazo y su prioridad era la búsqueda del cariño y la aceptación de todos los que le rodeaban.
Un día Christian fue impactado por el poder del Evangelio. Un compañero de su trabajo compartió con él las buenas nuevas del Evangelio de Jesucristo. Entre lágrimas su compañero le testificó acerca de las maravillas y el amor de Dios. Christian no pudo
contener sus lágrimas al verle tan feliz y gozoso. En aquel instante Christian sintió un gran vacío en su interior y un pesar por sus faltas. La vergüenza y el temor de Dios albergó su corazón por el desenfreno de su vida. En aquel día, Christian volvió a nacer. La gratitud y la felicidad de ser totalmente libre de sus pecados llevó a Christian a compartir su testimonio con todas sus amistades y todo el que encontraba en el camino. Prontamente Christian experimentó el rechazo que produce el Evangelio de Jesucristo en el mundo. Sus amistades lo abandonaron y lo despreciaban diciendo que estaba loco y que ahora era un religioso más. Su mamá murió muy poco después de su
conversión debido a una grave enfermedad repentina.
Al igual que Christian, en tu nuevo caminar como fiel seguidor de Jesucristo quizás llegues a experimentar el rechazo y la burla por tu fe. El Apóstol Pablo, uno de los
escritores de la Biblia declaró que él no se avergonzaba del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Habrá momentos donde enfrentarás dolor o alguna pérdida inesperada. La realidad es que como creyente tendrás que enfrentar retos y dificultades, como todo ser humano. Es por eso que hoy te aconsejo a que no desmayes ni te rindas cuando lleguen esos momentos. Tus circunstancias no determinan si Dios está de tu lado o no. Dios ha prometido nunca abandonarte. La
Palabra de Dios declara lo siguiente: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, Yo (Jesús) he vencido al mundo.” (Juan 16:33)
venga Dios a salvarlo! Ya que Dios tanto lo quiere, ¡que venga él mismo a librarlo!»
Salmos 22:6-8 (TLA)
¿Por qué? ¿Por qué? Preguntaba Christian. Hace apenas un mes desde que rendí mi corazón delante de ti, oh Dios, e hice de Jesucristo mi exclusivo salvador. Hace un mes te prometí servirte de todo corazón y renunciar a mis malos hábitos. ¿Porqué es que desde entonces mis amigos me han dado la espalda burlándose de mí y acusándome de ser un loco religioso. ¿Porqué permitiste que mami enfermara de gravedad y muriera sin poder ver el fruto de sus oraciones?
Christian se levantó en un hogar donde el abuso y el rechazo eran la orden del día. Su papá era un alcohólico que solía resolver sus angustias y frustraciones por medio del abuso físico y verbal. Christian sufrió por muchos años y creció siendo un muchacho rebelde que no se sometía a ninguna autoridad. La mayor parte de su vida la dedicaba a sus amigos, las fiestas y sus vicios. Poco a poco su desenfreno lo guiaba a un solo destino: la muerte. Como cualquier ser humano le temía al rechazo y su prioridad era la búsqueda del cariño y la aceptación de todos los que le rodeaban.
Un día Christian fue impactado por el poder del Evangelio. Un compañero de su trabajo compartió con él las buenas nuevas del Evangelio de Jesucristo. Entre lágrimas su compañero le testificó acerca de las maravillas y el amor de Dios. Christian no pudo
contener sus lágrimas al verle tan feliz y gozoso. En aquel instante Christian sintió un gran vacío en su interior y un pesar por sus faltas. La vergüenza y el temor de Dios albergó su corazón por el desenfreno de su vida. En aquel día, Christian volvió a nacer. La gratitud y la felicidad de ser totalmente libre de sus pecados llevó a Christian a compartir su testimonio con todas sus amistades y todo el que encontraba en el camino. Prontamente Christian experimentó el rechazo que produce el Evangelio de Jesucristo en el mundo. Sus amistades lo abandonaron y lo despreciaban diciendo que estaba loco y que ahora era un religioso más. Su mamá murió muy poco después de su
conversión debido a una grave enfermedad repentina.
Al igual que Christian, en tu nuevo caminar como fiel seguidor de Jesucristo quizás llegues a experimentar el rechazo y la burla por tu fe. El Apóstol Pablo, uno de los
escritores de la Biblia declaró que él no se avergonzaba del Evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Habrá momentos donde enfrentarás dolor o alguna pérdida inesperada. La realidad es que como creyente tendrás que enfrentar retos y dificultades, como todo ser humano. Es por eso que hoy te aconsejo a que no desmayes ni te rindas cuando lleguen esos momentos. Tus circunstancias no determinan si Dios está de tu lado o no. Dios ha prometido nunca abandonarte. La
Palabra de Dios declara lo siguiente: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, Yo (Jesús) he vencido al mundo.” (Juan 16:33)
Pensamiento a meditar
Muchos corren a una iglesia en busca de Dios. Muchos de ellos vienen en busca de soluciones rápidas a todos sus problemas y se desilusionan con prontitud al no ver sus peticiones contestadas. Hoy Dios te invita a depositar tu entera confianza y esperanza en Aquel que venció por ti y por toda la humanidad en la cruz del Calvario. Él ha prometido estar contigo hasta el fin. "El amor de Dios es incondicional y su presencia es una garantía".